El agua residual de nuestros servicios sanitarios no solo contiene sustancias nocivas, sino elementos y energía que podrían ser un valioso recurso para el medioambiente si se sabe cómo procesarla.
El agua es el principal componente de toda la vida en la Tierra. Pero luego de que la utilizamos, ya sea en el hogar, en la industria o en el agro, se transforma en un líquido sucio y maloliente, e incluso tóxico. Pero esas aguas residuales pueden ser reutilizadas. “Tenemos que entender que el agua residual es un recurso”, dice Stefan Uhlenbrook, profesor de Hidrología y coordinador del Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos (WWAP, por sus siglas en inglés) de la UNESCO. “Es increíble que una gran parte de los metales, materias nutritivas y material orgánico que están en el agua se pueden volver a utilizar”.
Según el informe del WWAP, un 80% del agua de desecho del mundo regresa al ecosistema, de forma aún poco clara. Eso significa que no se puede usar como recurso vital. Lo peor es que los excrementos, las sustancias tóxicas, los metales y hasta los antibióticos que contienen dañan al ser humano y al medioambiente. El hidrólogo explica que “las aguas residuales no recicladas reducen la calidad de las fuentes naturales de agua dulce y son en muchos países en vías de desarrollo un gran problema para la salud de la gente. En definitiva, provoca perjuicios económicos”.
El agua de desecho se compone en un uno por ciento de sustancias sólidas. El 99% restante sigue siendo eso: agua. En vista de la creciente población mundial, no podemos permitirnos no reciclar el agua. Unicef estima que cada euro que se emplee en mejorar los sistemas de canalización y sanitarios resulta en cinco veces más beneficios para la población. “No solo las soluciones de alta tecnología son las que dan más resultado, sino, por ejemplo, en lugares en el campo, con menos población, se recomiendan las soluciones de baja tecnología, pero alta eficiencia, como un estanque de purificación de aguas”, señala Uhlebrook. Otra alternativa sería usar agua residual del lavabo o la ducha como agua para el inodoro. Además, el agua de desecho aislada en las entrañas de la Tierra tiene hasta 20 grados de temperatura, un potencial energético enorme. A través de una bomba térmica se la puede usar para acondicionar con calor o frío edificios y viviendas, como ya se está probando en Rotterdam, Génova, Gotemburgo y Colonia. Las ciudades emplean a menudo más de dos tercios de su abastecimiento energético en calefacción. Calentar y enfriar los ambientes con ayuda de agua de desecho sería una alternativa ecológica. Según estudios, en Alemania se podría abastecer a un 20% de todos los edificios de ese modo.
El agua residual contiene, aparte de sustancias nocivas, también elementos útiles como el fósforo o el nitrógeno, eliminados con los excrementos humanos e importantes para producir abono para la agroindustria. Alemania importa anualmente toneladas de fósforo y, sin embargo, podría recuperarlos del agua en las plantas depuradoras. Incluso sin usar sustancias químicas para lograrlo.
“El reciclaje se podría hacer por medio de un proceso electroquímico sin necesidad de añadir sustancias químicas en absoluto”, subraya Jennifer Bilbao, investigadora del Instituto Fraunhofer. A pesar de eso, aún es más barato importarlo de Marruecos o Túnez. El motivo: la tecnología necesaria es cara. Pero eso podría cambiar muy pronto, ya que el Consejo Federal de Ministros en Alemania decidió a comienzos de 2017 que se implementaría una nueva regulación para que el reciclado de fósforo sea obligatorio. Si es aprobada por el Bundestag (Cámara Baja) y por la mayoría del Consejo Federal (Cámara Alta), se pondría en vigor y, con ella, las depuradoras deberían adaptarse a eso.
Tomado de : Semana Sostenible